sábado, 1 de agosto de 2009

MANOLIFO GAFOTAS Y EL SISTEMA EDUCATIVO: la sita Asunción, el colegio Diego de Velázquez, las excursiones escolares, etc.

 Para Manolito la “sita Asunción” es futuróloga además de maestra, porque ve el futuro de todos sus alumnos. No le hace falta ni bola de cristal ni cartas: te hinca los ojos en la cabeza y te ve dentro de muchos años como uno de los delincuentes más buscados de la historia o ganando un Premio Nobel detrás de otro. Ella no tiene término medio"
 Manolito va de excursión al Museo del Prado con el colegio. “La sita Asunción nos dijo que el que se portara mal, jamás volvería a salir de excursión en todos los años de su vida. La sita Asunción nos quería llevar a ver Las Mininas de Velázquez, que es un cuadro en el que Velázquez retrató a todas sus gatas, porque era un hombre al que le gustaban mucho los animales; por eso mi colegio se llama Diego de Velázquez.
Nunca llegué a ver ese cuadro, porque por el camino vimos uno en el que salían tres tías bastante antiguas. Y nos quedamos allí plantados el Orejones, Yihad y yo, delante de él todo el rato; porque en ese museo ves un cuadro y ya te haces a la idea de todos los demás porque se parecen bastante, la verdad.
Las tres melonas antiguas estabas desnudas y tenían unas cacho piernas que….te da una tía de ésas con una de sus cacho piernas y te has muerto con todo el equipo para el resto de tu vida.
De repente, el Orejones leyó el título y resultó que el cacho cuadro se llamaba Las tres Gracias. Yihad se cayó al suelo de la risa y acto seguido nos tiramos el Orejones y yo para no ser menos. Yihad se sacó un rotulador de la chupa para escribir en el cuadro: Las tres gordas, y entonces se acercó corriendo el guardia del museo y nos preguntó por nuestra señorita y nos llevó prácticamente esposados a donde estaba la sita Asunción”.

 Examen de Conocimiento del Medio y Manolito no tiene N.P.I.
“Me fui al colegio y me senté en el pupitre como si me sentara en la silla eléctrica. Le dije al Orejones, que es mi compañero de pupitre y mi gran amigo aunque a veces sea un cerdo traidor:
-Pienso copiarte porque no tengo N.P.I.
Nosotros decimos N.P.I. Desde que un día dijimos “Ni puñetera idea” y nos oyó la maestra, nos dimos cuenta de que la palabra puñetera es mejor no pronunciarla dentro de los muros de mi colegio. El Orejones va y me contesta:
-Pues tendremos que copiar del de delante porque yo tampoco tengo N.P.I.
La verdad es que copiar del Orejones era una tontería: nunca pone nada en los exámenes, y si lo pone, es que me lo copia a mí.
Antes de que entrara la señorita, hicimos una encuesta y ni los de delante, ni los de atrás, ni los del techo sabían nada. Esa mañana el mundo mundial estaba N.P.I. Nuestra única salvación se llamaba Paquito Medina.
Paquito Medina es un niño 10. La sita siempre dice:
-Paquito Medina es un niño de concurso.
Cuando mi sita dice eso, no se refiere a cualquier concurso de la televisión, sino al Premio Nobel o un concurso así.
La verdad es que cuando te encuentras con un niño tan listo, eso te come la moral.
Total que como toda mi fila estábamos en blanco le preguntamos a Paquito Medina si le importaba que le copiáramos.
Paquito Medina se puso muy contento cuando le pedimos ese pequeño favor. Ésta es otra prueba de que Paquito Medina es un extraterrestre, porque yo dejo que copie uno y pagando, pero no toda una fila, no te joroba.
La sita Asunción nos puso una pregunta despiadada sobre los estados líquidos, sólidos y gaseosos. Todos la miramos con cara de odio, una pregunta como ésa no se la deseo yo ni a mi peor enemigo.
Paquito Medina empezó a escribir dejando que el de atrás pudiera copiar, el de atrás hizo lo mismo con el de más atrás; así hasta El Orejones y yo, que somos de las últimas filas.
Yo estaba emocionado. En esos momentos, es cuando piensas que la paz mundial es posible, porque los seres humanos forman una gran cadena de amistad.
Al día siguiente todos esperábamos la nota de nuestro examen. Yo me imaginaba a la sita Asunción diciendo “Manolito García Moreno, un 10 como una catedral.”
Pero no fue así; la vida real nunca coincide con mis proyectos mentales. La sita Asunción llegó a la clase y, en vez de empezar a repartir dieces, empezó a repartir cartas. Nadie se explicaba por qué. Fuimos diez niños los que tuvimos nuestro sobre: yo, el Orejones, la Susana, Arturo Román, Jessica la ex Gorda, Paquito Medina y otros cuatro que no conoces. La sita dijo por fin:
-Sois tan tontos que no sabéis ni copiar.
Resultó que la sita nos había pillado. Resultó que Paquito Medina tuvo un fallo mortal y se equivocó de pregunta. La sita quería que nuestros padres se enteraran de que, por no saber, no sabíamos ni copiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario